BUENAS Y MALAS NOTICIAS SOBRE LA PLANTACIÓN DE ÁRBOLES AUTÓCTONOS EN ABANTOS

Foto: Entorno Escorial
El domingo 23 de agosto subimos a la plantación de árboles autóctonos en la zona del Monte Abantos, quemada en el gran incendio del 1999, para realizar un riego de apoyo y conmemorar la tragedia ambiental. Tenemos buenas y malas noticias sobre el estado de los árboles que hemos plantado allí desde el año 2004. Por el lado positivo, los robles melojo debajo de la carretera van bien y han aguantado la terrible sequía de junio y julio y algunos árboles cerca del curso del arroyo de la Cruz ya son muy grandes: un cerezo silvestre de más de tres metros, varios fresnos de más de dos metros, un par de arces de Montpelier de más de un metro y un espino cerval de dos metros y pico. En el balance negativo, como en todos los años, han muerto varios ejemplares por la sequía y el calor extremo y hemos encontrado varios alcorques vacíos. Quizás lo peor ha sido que, en las operaciones de desbroce cerca de la pista forestal llevadas a cabo este año por la Comunidad de Madrid, han desaparecido varios robles y arces que estaban plantados entre las jaras para beneficiar de su sombra. No es la primera vez que ha pasado esto y es algo facilmente evitable con el uso de personal formado que procede con cuidado, algo evidentemente que no ha sido el caso. También hemos observado que todos los pinos plantados el año pasado por la Comunidad en esta zona han muerto. Lo que realmente no entendemos es por qué se plantan pinos resineros en una zona donde la regeneración natural de pinos va muy bien y donde hace falta plantar árboles autóctonos, mucho más resistentes al fuego y mucho mejor para la biodiversidad y la fauna (algo que sí se ha hecho en otras zonas del monte). En resumen, como señaló un agente forestal hace un par de años sobre las plantaciones del gobierno regional en San Lorenzo: 'lo que se ha plantado en Abantos es el dinero'.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Las plantaciones de pinos de hoy (como las que realizó Icona y Tragsa hace 70 años, arrasando previamente con maquinaria pesada la vegetación autóctona y aterrazando las montañas, desfigurándolas)
cuando se realizan en lugares que en la actualidad tienen por evolución natural otro tipo de comunidad vegetal (bosques de Quercus) son los incendios de mañana. Esto es parte del negocio del fuego. Observen cada verano qué tipo de vegetación es la que arde cuando se genera un gran incendio. El 99% de las ocaciones será un gran incendio que avanza sobre esos cultivos de pino que Icona y Tragsa plantó en su día, a costa de frenar la recuperación de robledales, encinares, quejigares y alcornocales (por no hablar de la cornisa cantábrica con sus plantaciones de eucaliptos y pino de monterrey). El colmo de la infamia es que tras esos incendios, que a veces han costado vidas humanas y cuyos últimos responsables son los que planificaron esas plantaciones, se vuelven a plantar pinos. De lo cual se deduce que el origen del problema está en los "expertos" técnicos y sus decisiones de gestión, sistemáticamente erróneas. Mientras la gestión de ecosistemas no sea realizada por expertos en ecosistemas seguiremos con el mismo problema de base.